Esto es lo que se llama el
ciclo hidrológico: el mar ocupa las tres cuartas partes (3/4) de la tierra y esa agua salada de los
mares equivale al 97,25 por ciento
del agua de la tierra es decir, que solo el 2,75 por ciento del agua
restante es dulce. La vida humana y la de todos los ecosistemas dependen del
agua dulce, que va desde la tierra y el
mar hacia la atmósfera para luego
convertirse en lluvia y regresar a la tierra y al mar para completar así el
ciclo hidrológico. Parte de esta agua regresa al mar en forma de caudales de agua superficial de los ríos; parte se filtra en el suelo y
vuelve al mar en forma de cursos subterráneos; entonces, el agua existe en la
tierra porque nuestra atmósfera impide que se escape flotando hacia el universo
o se desintegre por la radiación solar.
Con ese 2.75 por ciento de agua dulce,
deben mantenerse 6.600 millones de habitantes que ocupamos la tierra en el
comienzo del siglo XXI. La población mundial se incrementó en 4.000 millones de
personas desde 1.950 hasta hoy, y la División de Población de las Naciones
Unidas, prevé que la población mundial
llegara a 9.200 millones en el año 2.050.
La mayor parte de este
incremento poblacional va a producirse en los países donde hay más pobreza. No
es de extrañar que los diez países situados en la cola del índice de desarrollo
humano son aquellos donde el agua es más escaza. Casey Browm y Upmanu Lall, han
descubierto que la mayor disponibilidad de agua guarda una relación estrecha
con la renta-per capita.
En los países desarrollados y emergentes, solo tenemos
que abrir el grifo para disponer de agua; en el resto del mundo 900 millones de
personas no tienen acceso al agua. En el
valle de Picura, en el Perú las mujeres deben caminar unas 8 horas para
conseguir agua; y en África SubsaHariana, está a más de una hora la fuente de
agua más cercana, mientras nosotros disponemos de 1.333 Lts de agua diaria
por inmueble residencial, en África una familia tiene que conformarse con 9
litros diarios.
El mundo vive una crisis
del agua y según las tendencias, cada
día la crisis será mayor, nuestra sociedad consume más agua y no tiene
conciencia de las consecuencias. ¿Puedo continuar permitiendo que los niños
jueguen horas en el baño mientras el
agua corre sin control? ¿Podemos dejar el grifo abierto mientras me afeito o me
enjabono? ¿Puedo permitir que las
conserjes “barran” las áreas comunes con agua? Tenemos que acordar límites auto-impuesto al uso del agua.
Barbara Kingsolver, termina su fabuloso artículo sobre el agua publicado en
National Geographic (Abril 2010): ¿Quién
es el dueño de está agua? ¿Cómo puedo llamarla mía cundo su destino es que
corra por ríos y organismos vivos? Y luego sentencia: “Nosotros no somos importantes para el agua, al contrario.
La
realidad es que no hay escases de agua,
solo de agua dulce. Hoy día 300 millones de personas obtienen agua del mar.
60.000 millones de litros diarios se obtienen de las 14.450 plantas
desalinizadoras que existen en el mundo. Los países del Golfo Pérsico dependen
en su mayoría del agua del mar. Recientemente comenzaron a operar plantas
desalinizadoras en Tampa Bay, Florida y Perth en Australia.
La pregunta que
salta es ¿Que hacemos nosotros con 2000 kilometros de playa y donde más de 70% de nuestra
población vive frente al mar? Invertimos cientos de miles de millones de
dólares en comprar armas para una “guerra”
(?) y mientras tanto la guerra del agua la vamos perdiendo.
En 1968 el ecologista Garret Hardin escribió un
artículo, “La tragedia de la comunidad”:
“Es necesario un cambio de valores
humanos o en las ideas sobre la ética” El Martes 22 de Marzo se celebro el Día Mundial de la Tierra,
¿Sera ético llamar celebración a la tragedia del cambio climático; a la escasez
de agua dulce, a la contaminación, a la desaparición de las especies? Jeffrey
Sachs es una autoridad mundial en
economía y políticas sanitarias.
Recientemente público un libro extraordinario, “Economía para un planeta
Abarrotado” (editorial Debates
2008). Sachs nos demuestra que será difícil resolver cualquiera de los retos
planteados, hasta que comprendamos que todo están conectados por una relación causa – efecto. ¿Son
nuestros hábitos de vida causa de las
tragedias del planeta?.
Aníbal
Gómez. A.
Mercadologo
Corredor
Inmobiliario Certificado Nº114
Director de
Mercadeo de Incaval, Asesores Inmobiliarios.
www.incaval.tel